El gran desafió consiste en hacer ver sin totalizar, allí donde la representación unificada no hace sino ocultar. Reclamamos y reconocemos, como condición ontológica de la arquitectura, la posibilidad de hacer visible lo invisible, de forzar sensiblemente lo impensado. Pero la visibilidad encierra no solo la revelación de lo no visto sino también el riesgo a la exposición de aquello que nos abisma en la noche.
Este es el momento
Muy buena entrega
Equipo A1
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