lunes, noviembre 14, 2011

Para terminar con el fin de semana, que seguramente pasaron produciendo y elaborando sus proyectos, quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones que vinieron a mi a partir de ver la última película de Wim Wenders sobre la obra de la coreógrafa alemana Pina Bausch.
Como ya saben, somos afines a entender la arquitectura como un hacer que se ve influenciada por otras disciplinas, y la danza, así cómo la música ha estado muy fuertemente vinculada a ella.
La danza siempre juega con la negación o aceptación de la gravedad, el equilibrio y la inestabilidad. La música a su vez, con los ritmos y cadencia.
El espacio en la danza también es protagonista y es por eso que quiero compartir con ustedes este fragmento de Cafe Muller, una de las obras de Pina, donde la acción transcurre entre los protagonistas y los objetos inanimados.
De cierta forma, lo que hacemos nosotros tiene que ver con esta interacción donde lo inanimado cobra vida y lo vivo también pasa a ser objetual. No es casual tampoco que la obra lleve el nombre de un lugar, reconocido y representado literalemente como lo que es. La acción hace participes a las limitaciones espaciales que son absolutamente protagonistas, ya que en esta obra las bailarinas (entre ellas Pina Bausch) están con los ojos cerrados.
Algo que también pensé cuando vimos la muestra que Stella hizo de su obra el jueves pasado, es que interesante esta cuestión de lo escénico e ilusorio que la arquitectura lleva implícito. Pensar los límites donde se van a desarrollar acciónes y tomarse libertades tan interesantes, propositivas de ir más allá. No dejemos de soñar.....o como dice Pina "bailemos bailemos de otra forma estamos perdidos"
Espero que mañana tengamos material de sobra para deliberar y ver avances en los proyectos.
Saludos

1 comentario:

Rocío. dijo...

Ay Facu como te quiero!